Airbnb is taking over our cities.
Corporate-run, illegal, and speculative ‘home-share’ hotels contribute to rising rents, evictions, and homelessness. Across the city, hundreds of tenants have been kicked out of their homes after profit-eying landlords raised rents higher than what the average family can afford to pay.
Once these units, or even full buildings, have been cleared out, landlords can convert them into hotels. When there are fewer homes to rent out, landlords then raise the rents on their remaining units, overburdening some of their tenants and displacing others.
Think this should be illegal? It is.
Short term leases in units that are not a leaser’s primary residence have been banned since July 2019 in Los Angeles. But Airbnb does little to enforce these ordinances on their own platform, and LA law enforcement does even less.
Airbnb está invadiendo nuestras ciudades.
Los hoteles de “vivienda compartida”, ilegales y especulativos, que son administrados por corporaciones, contribuyen al aumento de las rentas, los desalojos y la falta de vivienda para las personas sin hogares. En toda la ciudad, cientos de inquilinos han sido expulsados de sus hogares porque los dueños, buscando mayores ganancias, aumentaron las rentas por encima de lo que la familia promedia puede pagar.
Una vez que estos hogares, aunque sean apartamentos individuales o incluso a edificios completos, están desocupados de inquilinos, los dueños de la propiedad pueden convertirlas en hoteles usando AirBnb. Cuando hay menos casas disponibles para rentar, los dueños aumentan las rentas de las unidades que sobran en sus propiedades, sobrecargando a algunos de sus inquilinos y desplazando a otros.
¿Crees que esto debería ser ilegal? Ya Es!
Los arrendamientos a corto plazo en unidades que no son la residencia principal del arrendatario están prohibidos desde julio de 2019 en Los Ángeles. Esto quiere decir que unidades que deben ser rentadas como hogares no deben estar disponibles para rentar en AirBnb. Pero Airbnb hace poco para hacer cumplir estas ordenanzas en su propia plataforma, y la policía de Los Ángeles hace aún menos.
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